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viernes, 6 de marzo de 2009

mordió la manzana y la besó

Y entonces Adán mordió la manzana y luego besó a Eva, dejándole el jugo dulzón y escurridizo del fruto prohibido en la boca. Ahí quedaron los dos abajo del árbol: el tan primer hombre salido de un horno de barro, y ella queriendo ser mas que una costilla.

De costado la serpiente se reía, y no paso mucho rato sin que Dios baje a castigarlos. Digo baje porque se supone que esta siempre arriba, aunque a veces para mi se debía dar unos paseitos por acá…cuando estaba todo mas tranquilo y deshabitado, cuando nadie lo reconocía ni le pedía autógrafos. Ahora esta condenado a permanecer alto, muy alto donde ningún satélite curioso lo pueda fotografiar ni siquiera.

A esta altura ya tenemos a la serpiente que se ríe, a la pareja primeriza, primordial, primigenia, besándose mientras comen fruta y a Dios enojado. El reto y el castigo. Y ahí nomás volaron los tres: Adán, Eva y la serpiente, que digan lo que digan no puede haber estado tan ofendida porque ¡vamos, es una serpiente! Muchos años después tendría verdaderas preocupaciones con el desarrollo de la culpa y el perdon…pero ahora; ahora no.

Luego vinieron camadas y camadas de humanos, más o menos sensibles a los pedidos de su Creador, pero todos toditos con una curiosidad esencial que los hermana. Bicho curioso el hombre, así todo tan homo erectus que se enorgullece de ser, pero siempre con miedo y preguntas. Y todos dudamos y corremos, nos caemos y seguimos. Probamos la manzana una y otra vez, y la serpiente se ríe de costado, sin subir mucho la vista al cielo, no vaya a ser cosa de que el Patrón justo este mirando.

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