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miércoles, 23 de febrero de 2011

Lluvia + Tokio + pizza .

Nadie me lo advirtió.
El día estaba lluvioso y yo tenía que hacer tiempo, así que me metí en una pizzeria del centro para almorzar y terminar mi libro. Hace una semana que estoy con una novela que me tiene de acá para allá por las calles de Tokyo, comiendo sushi, escuchando a los Beatles y tomando sake. Todo eso y un poquito más en 381 páginas.

Me senté en la única mesa libre del salón, una isla en medio de tanta gente comiendo y charlando. (Acabo de decir "una isla"... debe ser la influencia de Japón). Pedí mi porción de pizza de verduras, una empanada y un agua. El mozo se fue y en 5 minutos volvió con mi pedido. Lista para sumergirme en las últimas páginas entonces....

Y me fuí, quede enganchada una vez más en la vida de Watanabe que esta enamorado de una chica buena, pero complicada. Trastornada. Y aparece otra chica en su vida, Midori, que me cae muy bien. Hablan de peliculas porno y toman mucho. En fin, así iba por la 376, 377, trescientossetentayo... y la pizza se enfriaba en el plato frente a mi.

Y nadie me avisó. De verdad, alguien debería haberme advertido; porque de repente el final arrasó con todo, y empecé a ver como las palabras eran cada vez menos, y como el espacio en blanco me esperaba como un abismo al terminar el último parrafo (mejor no como un abismo, como una puerta abierta de noche, donde no se ve que hay del otro lado), y leí muuuy despacio para retrasar el momento. Y me largué a llorar.

Las últimas palabras se llevaron todo con ellas, y yo me quedé sentada llorando despacito, con una porción de pizza de verduras en la mesa y muchísima gente alrededor que debe haber pensado que alguien me rompió el corazón.


El libro es Tokio Blues de Murakami. Excelente. Bello por demás.
La pizzería es Guerrín. También excelente. Recomendación de la Barbuda: verduras con salsa blanca.

miércoles, 9 de febrero de 2011

pequeña reflexión

Que increíble toda la felicidad que puede estar contenida en un cucurucho de helado.



miércoles, 2 de febrero de 2011

Una historia de amor

Debo haber tenido 2 años cuando se estrenó Mónica y sus amigos en el cine, un dibujito brasilero del que lo único que recuerdo es que la nena tenía dientes grandes... eso es también lo único que recuerdo del cine esa vez, pero mi mamá se ha ocupado de contar lo bien que me porté y como aparentemente quedo claro de entrada que mi relación con el cine iba a ser de amor. Puro amor.



Hitos que siguieron: la primera vez que fuí sola con mi papá, vimos Superman (cuando Superman era de acero y no el blandengue de la última versión). De esa me acuerdo que habia una pelea entre el Hombre Pajaro y Lex Luthor en una de esas callecitas tipo basurero-entre-edificios, que tan misteriosamente hermanan a Ciudad Gótica con Nueva York (no conozco personalmente ninguna de las dos, sólo lo que he visto en películas...). En esa escena Superman casi casi era vencido por el villano. Con el tiempo y la sumatoria de peliculas de este tipo comprendí que el superheroe no muere, nunca; pero en ese momento tuve miedo por él. Inocente de mi.

Mi abuelo nos llevó a mi hermana, mi prima y a mi a ver "El oso". Una con osos de verdad, no tipo Winnie the Pooh, estos vagaban por la montaña, la mamá del osito (obezno???) moría bajo un alud de piedras y eso es todo lo que me puedo acordar. Lloré. Las tres lloramos, creo que mi abuelo también, pero sin hacer ruido.

Seguimos el listado con una terrible en serio: Ico el caballito valiente, con lo que saqué a García Ferré de mi vida para siempre...¡y nunca miré atrás!

Hito grande,enorme: la de Peter Pan cuando es grande, con Robin Williams, creo que se llama Garfio. Sentados en la escalera porque el cine está repleto, con mi hermana y mis papás, el día de su aniversario. Felicidad primero de estar los cuatro festejando, y una vez que se apagaron las luces y se largó la peli...ah! Placer absoluto. Volar, ser un niño perdido, la tristeza de que Peter Pan sea adulto...todo mezclado.

Y seguir yendo al cine a ver cualquier cosa, lo que hubiese, pelis que recuerdo por sí mismas, otras que vienen acompañadas de personas, lugares. Si me preguntan prefiero: salas llenas para las comedias porque las risas resuenan mejor; dramas de esos que te hacen mierda nunca en tarde de domingo (eso no puede terminar bien); casi nunca pochoclo, vamos con los caramelos. Butaca del medio para arriba. Digamos no a la proyección de dvds en salas. Hermoso mirar hacia arriba y ver el haz de luz que cruza la sala, saber que estas en el cine. Algo que queda poco, pero vale la pena: sala grande de cine viejo con telón que se abre cuando empieza la función, así parece todavía más que uno forma parte de un evento.

Y nunca, pero nunca decir bueh! pero si es lo mismo verlo en la tele... Cuando eso pasa, Chaplin, Hitchcock, Fellini y compañía lloran en sus tumbas.