Estan los dos sentados en un banco de plaza, en medio del Botánico, rodeados de gatos, verde y viejitas con bolsas llenas de pan.
El le dice que por el calor esta durmiendo muy mal, que le cuesta soñar.
Ella le cuenta su último sueño:
En mi sueño estabas vos, vestido con un traje azul, muy prolijo. Peinado con gomina tipo Gardel, zapatos de charol negros lustradísimos. Y yo me iba acercando, despacito, con un poco de miedo. Cuando llego a vos (estoy al lado tuyo) veo que tenés un hilo de baba que cae sin interrupciones, como una canilla abierta. Y además...¡no parpadeás! Y yo quiero sacudirte, pero cuando lo voy a hacer mis manos se convierten en pies y me voy corriendo cabeza abajo, resbalando en el rio de tu baba.
Silencio.
Pasa una viejita muy despacio, con un sequito de gatos que la escolta.
Hace calor incluso en la sombra del Botánico.
El se imagina como le quedaría el pelo engominado.